Pages

lunes, 6 de agosto de 2012

Milagros Cabral juega en sus últimos encuentros con la selección dominicana

Londres, Gran Bretaña, Agosto 5 2012 (FIVB) — Orgullo. Este es el sentimiento que literalmente permea en las entrevistas que Milagros Cabral suele dar. El orgullo es el resultado de su participación en los Juegos Olímpicos con República Dominicana y por el hecho de llevar su bandera en la camiseta.

Hay también otra plabra que regularmente aparece en sus entrevistas: “Niños”, pues ella se considera como un modelo a seguir por la niñez en su pís. Ellos representan la misión posterior a los Juegos Olímpicos en Londres, por que Milagros Cabral, atacante de 33 años de la República Dominicana posee eso: corazón y alma.

“Estoy contenta por haber clasificado a los cuartos de final, esta era nuestro primer objetivo en Londres y lo logramos”.

La segunda meta lleva algo de color violeta y se encuentra guardada celosamente en los almacenes de Earls Court: es el podio con tres niveles que se usará el 11 de agosto.

“Queremos subir al podio, sabemos que podemos hacerlo, jugamos al nivel de esta competencia que es dura y daremos lo mejor de nosotros. Vamos a enfrentarnos a Estados Unidos, uno de los mejores equipos del mundo, quizá el mejor. Es un equipo bien compactado difícil de derrotar, pero haremos lo mejor”.

Las fotografías de Milagros se encuentran donde quiera: de brazos cruzados, con una mirada fiera en la clásica posición de la campaña FIVB Heroes. Ella es la jugadora que ha servido de imagen y embajadora del voleibol dominicano al jugar en las ligas de España, Italia, Puerto Rico y Corea del Sur.

“Es una gran satisfacción ser parte de este grupo de jugadores, es un sueño hecho realidad y significa mucho para mi país, al igual que gracias a la campaña creo que puedo inspirar a muchos niños en República Dominicana, que sueñan con vivir esto. Realmente me siento como si fuera Superman”.

Milagros recuerda claramente que cuando era joven y brincaba desde su cama pensaba en convertirse en una estrella de voleibol, apenas tenía catorce años.

“Cuando era más joven, era una soñadora. Tenía un sueño para mi vida, lo quería y ahora lo vivo. Tenía 14 años cuando fui por primera vez a una cancha. Lo disfruté tanto y le pregunté a mi madre que me diera la posibilidad de estar, ella me dijo que tenía un año y quería que siguiera en la escuela”.

La generación de Milagros fue el inicio del proyecto de desarrollo de voleibol en República Dominicana, donde en 10 años el equipo se colocó en la élite femenil mundial.

“El proyecto fructificó, lo puedes ver que estamos aquí ya en los Juegos Olímpicos. En nuestro país hacemos un trabajo muy fuerte con la detección. Empezamos con los principiantes y tenemos entrenadores dominicanos, cubanos y brasileños”.

El objetivo es enseñarles a ser buenos jugadores desde el principio, y la carrera puede continuar en las categorías preinfantiles y juveniles. Pero trabajar con las bases es lo más importante.
En Atenas 2004, la República Dominicana debutó en el voleibol bajo otro ambiente. “Ahora hemos llegado totalmente conscientes de nuestra fortaliza, debutamos en 2004, pero fue diferente, ahora estamos más sólidas como equipo y podemos aspirar a medalla”.

Sin embargo, Londres es la última parada para Cabral. “Después de los Juegos Olímpicos dejaré de jugar y daré mi lugar a las nuevas generaciones, hay un grupo nuevo de muchachas muy Fuertes y de las que estarán hablando mucho en los próximos años”, sostuvo.

“Me dedicaré a estudiar administración deportiva y trataré de ayudar a los niños de los suburbios en el país, quiero hacer que completen su sueño, tal y como yo lo hice cuando era niña”.