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martes, 1 de noviembre de 2011

El cierre patronal es ya una realidad



fuente: ESPN.COM

LOS ANGELES -- Hasta ahota, el cierre patronal de la NBA ha existido mayormente como un "coco" conceptual más que un bravucón quitándole el dinero de la comida a alguien.

El foco ha sido siempre en fechas límites que se acercan.

En julio, cuando los propietarios cerraron las puertas a los jugadores, la temporada presente estaba demasiado lejos para sentirse como algo aterradoramente apremiante. Nadie esperaba que ninguna de las partes sentaran a negociar seriamente hasta el otoño.

Entonces llegó la temporada seguida por una serie de conversaciones atascadas y "que tal si".


Octubre presentó las cancelaciones de partidos, pero eran en noviembre, con todas las miradas moviéndose a las fechas de alto perfil en Navidades... o al menos la fecha más tarde posible en el 2012 antes que la temporada completa sea cancelada.


La realidad del cierre y sus efectos han sido una lata pateada calle abajo.


El martes, sin embargo, eso cambió.A las 7:30 de la noche (hora del Pacífico), los fanáticos debían haber entrado al Staples Center, escuchar los dulces sonidos de Jeffrey Osborne cantando el himno nacional, y entonces ver a los Lakers batallar ante Oklahoma City para dar inicio de su intento de redención y conquistar su 17° banderín.


En vez de ello, los fanáticos están obligados a ver "Clásicos del Tabloncillo" en NBA TV. O ver videos viejos de Osborne siendo muy patriota. (O en "On the Wings of Love", si la herida púrpura y amarilla está muy fresca para ir allí).


Siempre se sentía que había una distancia segura que separaba las negociaciones y los partidos del calendario. Aún con la cobertura sin parar de los medios sobre una temporada en peligro, hasta cierto grado, este desorden no se ha sentido más real que un unicornio o la posibilidad de un aniversario de bodas de los Kardashian-Humphries.


El cierre me recuerda el darme cuenta en el subconsciente de un mal sueño.


Aún cuando el sueño sea desagradable y horripilante, en la parte de atrás de tu mente dormida esperabas despertar.

Pero con la cancelación del partido inaugural del martes, los fanáticos de los Lakers están oficialmente atrapados en una pesadilla.

Desearía poder ofrecer un pensamiento patético para hacer sentido de esta insanidad, pero la verdad, no tengo nada. Cero. Nulo. Y honestamente, ¿Qué quisiera nuestra lectoría escuhar o leer de mi, de cualquier manera? ¿Qué se puede decir para hacer a los fanáticos de los Lakers y el baloncesto en general sentirse completos nuevamente?He expresado previamente pensamientos que van del optimismo al enojo a sentirme muerto por dentro.


Quizás estas notas fueron conmovedoras. Quizás aburrieron a los lectores hasta llorar.


Pero la reacción al fin y a la postre no importa, porque al final del día, lo que usted quiere leer son mis pensamientos sobre la conclusión del cierre patronal.


Hasta que ese momento llegue, lo que digan los periodistas y expertos no tienen sentido.Igualmente las palabras de David Stern, Adam Silver, Derek Fisher, Billy Hunter y otros no tienen sentido.


Creo que hablo por muchas personas cuando les pido cortesmente que representantes de jugadores y funcionarios de la liga no se paren ante un micrófono hasta que se llegue a un acuerdo, eviten la retórica y calladamente acuerden fecha y hora para el para la próxima reunión.


Cero conferencias de prensa. Cero cartas de la Unión de Jugadores dadas a conocer por los medios.


Hagan trabajo sin buscar una cámara.


A nadie le importa lo que constituye un "acuerdo justo" entre las personas repartiéndose enormes cantidades de dinero.

A nadie le importa si una inversión vanidosa de un propietario es rentable.


Ellos sólo quieren básquetbol.Punto.

Fin de la nota.La única manera de ganar una batalla de relaciones públicas, para cada lado, es terminar el cierre.

Hasta que lo hagan, ambas partes continuarán perdiendo, y el daño crece cada día que pasa.

Memorando a Stern y Hunter: Si ustedes creían que los fanáticos estaban molestos cuando los partidos perdidos eran sólo parte de su imaginación, esperen a ver la reacción cuando la realidad caiga en su lugar.